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como la vida misma/Arturo Ruibal

El último domingo

Los psicólogos dicen que el romance entre Alberto Ruiz-Gallardón y Trinidad Jiménez es inevitable, tras tanto pensar el uno en el otro durante la campaña electoral

"ArturoLos candidatos no son de piedra. El último domingo de campaña hubo un encuentro de confraternidad entre los tres grandes partidos para limar las asperezas que, es inevitable, surgen a lo largo de tantos mítines, en los que la razón desaparece cuando la boca se calienta.
Los candidatos son esclavos de una frase feliz que no siempre surge, y en esa búsqueda pueden decir enormes tonterías, insultos de juzgado de guardia y, lo más frecuente, un catálogo de promesas que sólo demuestran cuánto nos falta para tener una vida digna: "¡haré que los viejos no mueran sin atención en sus casas!", "¡y obligaré a que se construyan viviendas a un precio asequible!", "¡y evitaré que los delincuentes continúen asesinando, violando, atracando,,,!" "jolines, si los viejos mueren abandonados, las viviendas son inalcanzables y la delincuencia nos aterroriza, ¿qué han hecho hasta ahora los políticos?" Son preguntas que no menguan la fe de las masas en sus líderes y en un futuro mejor.
La cita era en Xanadú y allí estaban alcaldes y alcaldables del PP, del PSOE y de IU, aunque también apareció Mendiluce, que no había sido invitado pero si advertido por algún socialista todavía esperanzado en sumar el voto verde. Hubo saludos entre adversarios y algún abrazo, pero el encuentro más esperado, el de Gallardón y Trinidad, no rebasó los límites de la cortesía; los psicólogos dicen que, tras tanto pensar el uno en el otro durante la campaña, el romance es inevitable, y alguna vidente ya ha pronosticado que vivirán siete meses felices y después se separarán, pero lo cierto es que ambos se contienen ahora para que nada trascienda antes de las elecciones. Es más, esa mañana dominical se agredieron verbalmente en los mítines de exhibición, sólo para profesionales, que se habían programado para iniciar el día festivo y que provocaron grandes risotadas en el auditorio; se recordará mucho tiempo la carcajada que siguió a estas palabras de Ana Botella: "el Opus Dei y los Legionarios de Cristo son de izquierdas de cintura para arriba, y de derechas de cintura para abajo".
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